Beneficios:
La buena utilización del diálogo permite los siguientes resultados:
- Otorga credibilidad
Solemos utilizar el diálogo para hacer más verosímil la historia narrada, al ser los mismos personajes, sin ningún tipo de intermediarios, quienes informan de los hechos.
- Perfila un argumento.
Lo que una persona le dice a otra -qué, cuándo y cómo se lo dice- no sólo determina el argumento, sino que produce variaciones en él.
- Muestra aspectos particulares de los personajes
En realidad, lo que conseguimos con el diálogo es verlos a través de sus voces. Por lo tanto, es un método efectivo para darlos a conocer sin explicaciones adicionales.
Riesgos: los problemas más comunes
Se puede establecer una clasificación atípica de diálogos tomando como base los problemas que pueden presentar. Sin embargo, debemos tener en cuenta que, en ocasiones, el diálogo que resulte problemático en un determinado contexto, podría ser adecuado en otro. Por lo tanto, lo que se acepta como error o problema en un caso puede ser un hallazgo en otro. A menudo, cuando pasa esto, es que hay una falta de motivación e intencionalidad por parte del personaje.
Los problemas más habituales son:
- Diálogo excesivamente literario
Es el que pone énfasis en el texto para ser leído, depende de las reglas gramaticales, mientras que el diálogo para ser hablado se construye a base de coloquialismos, abundantes en incorrecciones gramaticales. Ni uno ni el otro puros son aconsejables sin una justificación. Tampoco es bueno producir la impresión de un texto muy pulido, sino la de una conversación espontánea.
- Diálogo ampuloso
Consiste en emplear una forma de hablar afectada, solemne o propia del lenguaje administrativo, apto en ciertos medios laborales, y que en determinados ejemplos, como el que sigue, sería correcta para un personaje cómico o patético:
-Me complace decirte que te he traído este regalo porque te has portado muy bien conmigo y me inunda la emoción.
• Diálogo incompleto
Es el diálogo construido con frases muy cortas que expresan poco:
-Tengo frío.
-Yo no.
-Cierra la ventana.
-Ahora mismo.
-Gracias.
-Ponte un abrigo.
-¿ Tú no quieres uno ?
- Diálogo reiterativo
Consiste en reiterar lo mismo de maneras diferentes.
Sólo debemos reiterar la información si es estrictamente necesario para destacar un detalle, fijar una fecha o definir un carácter. De lo contrario, la redundancia no aporta nada nuevo y diluye la intensidad.
- Diálogo demasiado extenso
Consiste en alargar demasiado los parlamentos. Un relato excesivo fatiga al lector; esto ocurre cuando un personaje explica su biografía, sus problemas, como si de un discurso se tratara.
- Diálogo indiferenciado
Es aquel según el cual todos los personajes hablan igual.
No existen diferencias de personalidad. Es válido este diálogo si queremos crear un mundo homogéneo, de ciencia-ficción, por ejemplo.
- Diálogo inútil
Cuando los personajes no aportan nada al avance de los hechos, a la definición de un estado, a la resolución de un conflicto.
- Diálogo imposible
Es el diálogo artificioso, al que parece que le faltara algo, que no parece real aunque formalmente sea correcto. En general, este problema se debe a que no está definida la motivación del personaje y, en consecuencia, la intencionalidad del diálogo.